Individualismo v/s Resultados Escolares
El individualismo baja los resultados escolares Al decir que la educación es importante para el país, y al preocuparnos de si no vemos buenos resultados, estamos expresando el deseo de que todos los niños y jóvenes del país aprendan, desarrollen sus habilidades y tengan experiencias estimulantes en la escuela.
Este valor por el bien común, sin embargo, suele ubicarse entre los padres en un lugar menor en la jerarquía que el valor individualista del éxito en el rendimiento y bienestar del propio hijo o hija. Infrecuentemente nos interesamos por saber de los compañeros de nuestros hijos, de los que tienen dificultades de aprendizaje o integración, de si nuestros hijos son buenos compañeros con los que tienen alguna dificultad.
Quizás desconocemos que si a todos los compañeros de nuestros hijos les fuera bien y se sintieran contentos e integrados, esto haría un "curso" bueno, afectando poderosamente los aprendizajes. Los cursos que han construido cooperación y armonía son más disciplinados, más parejos y generan un mejor clima para el aprendizaje. Los profesores enseñan allí con más gusto.
Al preocuparnos por el aprendizaje y bienestar de todos, estamos construyendo sentido de comunidad y un contexto preventivo. Trascendemos el interés personal hacia el del bien común.
¿Cómo pasar del dicho al hecho? Invertir tiempo en conocerse y organizar actividades que cohesionen al grupo-curso. Conversar con nuestros hijos acerca de éste y de sus habilidades de buen compañero/a. Invitar a la casa a amigos y a los no tanto; no hacer cumpleaños de "casi" todo el curso.
Enseñar a ser buen compañero. Reunirnos con la profesora jefa cuando sepamos de problemas, ofrecer ayuda para apoyar en las tareas a compañeros que no tienen apoyo en sus casas.
Es la comunidad entera trabajando la que, por ejemplo, logra mejorar el Simce y que los estudiantes se sientan contentos estudiando y alcanzar lo que valoramos: que a todos les vaya bien.
4 comentarios
constanza hughes -
Harold Véjar -
La cooperación y armonía de estas instancias posibilita que todos y cada de uno de los niños pueda potenciar al máximo sus habilidades sociales, académicas y personales y, de esta forma, internalizar que la solidaridad, el trabajo en equipo, el amor por el otro, el sacrificio individual por el bienestar del grupo, son valores propios y efectivos de una sociedad justa, equitativa y humana. Resultado; adultos íntegros, felices y agradecidos de una educación para la vida.
En efecto, y como lo precisa muy bien Claudio y nuestra la profesora Jefe, muchas cosas estamos haciendo para que este individualismo no se asome ni se potencie. Por tanto, es menester seguir en este camino y que cada día seamos más los apoderados y comunidad escolar que trabajemos en y por nuestras futuras generaciones.
Me permito compartir una vivencia que recuerdo con mucha vehemencia y en especial cuando se habla de globalización, individualismo, farandulismo y otros ismos.
Mis primeros años de escolaridad básica los viví hace 40 años atrás, en una escuela pública. Cursos asignados desde la A hasta la J, un profesor con 40 alumnos de promedio, mínimos recursos didácticos, poca infraestructura, nada de tecnología, en fin, lo necesario para apostar a nada auspicioso.
Sin embargo, todos mis compañeros y yo, por supuesto, siempre queríamos estar enfermos. Sí. Permanecer 2 ó 3 días en casa. No porque tuviésemos aversión a la escuela. Muy por el contrario, sabíamos con toda seguridad que recibiríamos la visita de nuestro profesor jefe con una delegación de 5 a 6 compañeros y algún apoderado. Que mi profesor me traería chocolates, algunos compañeros estarían copiando en mi cuaderno la materia pasada. Otros me estarían enseñando lo último de matemáticas. Luego otro me contaba las travesuras inventadas. Mi madre hacía cosas muy ricas para todos. Era una fiesta. Y duraba casi 3 días ¡¡¡¡¡
Es indudable que la cooperación y armonía estaba presente. Durante 4 años consecutivos, sobre el 70% de mis compañeros tuvo buen rendimiento escolar.
Un abrazo para todos.
Rina Sciaccaluga -
Claudio Alvarado -
- la voluntad de todos por asistir a las reuniones decurso, los asados y los paseos, sin excepciones,
- el encontrarnos siempre en los cumpleaños, y el repartirnos el trasporte de los chicos,
- la preocupación por los problemas de interrelación de nuestros hijos,
- el acompañar a los papás cuando un hijo ha estado más enfermo,
- el discutir cómo enfrentar los problemas de la adolescencia, ya a la vuelta de la esquina,
Creo que todos estamos contentos con el buen clima de convivencia en el curso.
Lo hemos pasado bien y también los niños, y que esto redunde en un mejor rendimiento escolar es una doble satisfacción.